Haz que el agradecimiento forme parte de tu rutina.
Un buen hábito para entrar es agradecer a Dios por tus bendiciones todos los días. O como dijo Amulek, “vive en acción de gracias cada día, por las muchas misericordias y bendiciones que [Dios] os otorga” (Alma 34:38).
De hecho, el élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Permítanme recomendar que periódicamente tú y yo ofrezcamos una oración en la que solo demos gracias y expresamos gratitud. No pidas nada; simplemente que nuestras almas se regocijen y se esfuercen por comunicar el aprecio con toda la energía de nuestros corazones”.
Mientras te arrodillas en oración, tómate un momento antes de comenzar a considerar humildemente las formas en que el Señor te ha bendecido hoy. A medida que abrimos nuestros corazones y mentes a esa pregunta, es probable que pensemos en muchas bendiciones y misericordias que no habíamos considerado antes. Seguirá un sincero sentimiento de gratitud.