La historia en Sudamérica de La Iglesia de Jesucristo

Dedicación de Sudamérica al Evangelio por el Élder Melvin J. Ballard

La ceremonia de dedicación se inició a las 07:00 de la mañana del 25 de diciembre de 1925; entonándose los himnos  “El alba ya rompe”, “Salve a la brillantez del gozo de la mañana de Sión” y  “Un ángel de lo alto”. El Élder Rey L. Pratt leyó del Libro de Mormón, 1 Nefi 13; 2 Nefi 31; y 3 Nefi 21.  El Élder Rulon S. Wells siguió con Génesis 29: 22 al 26, después de lo cual el Élder Malvin J. Ballard ofreció la oración dedicatoria.

Luego de la oración dedicatoria los hermanos cantaron “Loor al Profeta”. Posteriormente cada uno de los élderes habló brevemente sobre sus misiones en el lugar y sobre sus deseos de hacer lo mejor para establecer esta misión y perfeccionar el amor entre ellos y la Obra del Señor. 

Después, se bendijeron mutuamente y sintieron como resultado que al  abrir la misión muchos europeos en esta tierra también podrían  recibir el Evangelio. Sin embargo, era fundamental y de gran importancia predicar a los descendientes lamanitas. Un maravilloso espíritu estuvo presente y fue una mañana llena de emociones. El gozo fue completo y se expresó en lágrimas. 

Los Élderes Ballard y Pratt se mostraron muy agradecidos después de haber tenido una estadía de más de siete meses en Sudamérica. Habían encontrado muchos obstáculos: climas demasiado cálidos y húmedos, caminos casi intransitables por pesadas lluvias, oposición de la prensa, indiferencia de la gente hacia la religión. Pero ninguno de esos obstáculos, ni todos ellos combinados pudieron impedir al Élder Ballard y sus consejeros entregar al Señor un pequeño pero seguro comienzo para su Obra en este gran continente.

Aunque la ceremonia dedicatoria se llevó a cabo en Buenos Aires, Argentina, el contenido y significado de la oración, se refería a todo el continente Sudamericano y a todos sus pueblos y su gente.

Un año después, durante una reunión de testimonios, en Buenos Aires el 4 de julio de 1926, el élder Ballard hizo una profecía, la cual fue registrada por el Élder Vernon Sharp, -misionero en aquel entonces-  en su propio diario en las pags. 83-84:

“La obra del Señor, por un tiempo aquí crecerá lentamente, tal como lo hace un pino desde una semilla.  No aparecerá en un día como lo hace el girasol que crece rápidamente y luego muere. Sino que aquí miles se convertirán a la Iglesia.  Se dividirán en más de una misión y serán una de las más fuertes en la Iglesia.  La obra aquí es la más pequeña de lo que podría ser.  El día vendrá cuando a los Lamanitas en esta tierra se les dará una oportunidad.  La Misión Sudamericana será un poder en la Iglesia.  Y el final no ha llegado todavía.”

Élder James Vernon Sharp, fue uno de los primeros misioneros, a tiempo completo, que llegaron a Sudamérica, específicamente a Argentina el  domingo 8 de junio de 1926.

“La misión se había abierto en esos días  en Sudamérica, con el objetivo inicial de proporcionar ayuda a los miembros alemanes, en razón de que habían tres o cuatro familias alemanas inmigrantes. A pedido de ellos, se les concedió la aprobación.  La mayoría de los miembros hablaban en alemán.  Había también cierta gente que hablaba español, quienes eran investigadores.

Hablando del nacimiento de la Iglesia en Sudamérica, el Hermano Sharp explicó esto cuando dijo lo siguiente: “No podríamos conseguir nada, tratando de predicar el Evangelio en español, a la gente alemana que ha llegado aquí, no siendo miembros de nuestra Iglesia y que no están interesados, o sea que estamos aquí contra una pared de piedra”….se ha decidido que podríamos comenzar con la Escuela Dominical en las casas de los Santos alemanes, pero en español y a la vez invitando a los vecinos en razón de sus niños, la gente joven, parecía estar interesada.  Y así fue, que por medio de la Escuela Dominical nos fue posible comenzar la obra en Sudamérica.”

 La primera conversa de habla hispana, fue la hermana Eladia Sifuentes.  Ella fue bautizada el 6 de junio de 1926, por el hermano Rey L. Pratt en el Río de La Plata. Los comienzos de la Iglesia en Argentina han bendecido grandemente  al Perú, porque muchos de los primeros misioneros y conversos de ese país jugaron luego importantes roles en el nuestro.