Por: Élder Valda. Misión Bolivia- Cochabamba
Esta semana pasó algo muy especial. Estamos enseñando hace dos meses a una familia compuesta de la mamá y dos hijas. La hermana Lourdes Ance, Lineth y María asistieron dos a tres veces y les gustó mucho la iglesia. Habíamos puesto la fecha para su bautismo pero la mamá nos dijo que no estaba segura de si quería bautizarse.
Tenía una duda o algo así que le impedía bautizarse pero sus hijas estaban muy animadas. Le dijimos otra vez que ore y pregunte si estaba bien que se bautice o no, que salga de esa duda. Al otro día volvimos porque era feriado y sus hijas no tenían clases. Fuimos con un miembro y mientras enseñamos a sus hijas llegó la mamá muy feliz.
Le preguntamos a qué se debía la felicidad y nos contó que la noche anterior, mientras miraba una película, sintió la necesidad de orar. Quería orar pero se quedó dormida y tuvo un sueño donde ella se veía orando en un lugar muy bonito y con ella había alguien. Escuchó una voz que le decía que lo que estaba haciendo estaba muy bien, que es un buen camino el que estaba siguiendo y, desde esa noche, ella supo que la iglesia es verdadera.
El domingo de ayuno la animé a dar su testimonio y lo hizo. Contó su experiencia y dijo con toda seguridad que esta era la iglesia verdadera. Fue algo muy asombroso para los miembros porque ella aún no era bautizada pero ya tenía su testimonio. Estoy muy agradecido por esta experiencia, y sé con todo mi corazón que el Señor responde a nuestras oraciones, soy testigo de esa respuesta y de muchas más.