
¿Sabías que eres constantemente bendecido por los diezmos que contribuyes y por los diezmos de los demás? Es verdad. A menudo pensamos en que los fondos de diezmo se utilizan para construir y mantener edificios como centros de reuniones y templos. Y esa es sin duda una forma en que se usan los diezmos de la Iglesia. Pero considera lo que sucede en estos edificios. Se dan testimonios. Se cantan himnos que traen el Espíritu. Se realizan ordenanzas. Las lecciones se comparten. En resumen, las vidas son bendecidas.
Con esa perspectiva, podemos ver claramente que el diezmo no se usa solo para colocar ladrillos y construir edificios. También es cómo el Señor construye a su pueblo, cómo nos bendice, nos anima, nos refina. Así como otros.
Y dado que el diezmo también se usa para los esfuerzos misioneros, tu diezmo también está bendiciendo al resto del mundo.
Así que la próxima vez que pagues tu diezmo, recuerda: estás ayudando a construir el reino de Dios y a todos sus hijos. En el proceso, Dios te está construyendo.