“El llamado es para que regresen, para que permanezcan fieles, amen a Dios y den una mano de ayuda. En ese llamado a la fidelidad constante incluyo a todo misionero retornado. . . Nuestro Padre Celestial espera el amor y la lealtad de ustedes en toda etapa de su vida. “A todos los que estén al alcance de mi voz, la voz de Cristo suena a través del tiempo preguntándonos a cada uno, mientras aún hay tiempo: ‘¿Me amas?’. Y por cada uno de nosotros, respondo con mi honor y con mi alma: ‘Sí, Señor, te amamos’. Y, habiendo puesto la ‘mano en el arado’, nunca miraremos atrás hasta que esta obra esté terminada y el amor por Dios y el prójimo prevalezca en el mundo”
(véase “El primer y grande mandamiento”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 85).
Queremos conocerte mejor Súmate al Recogimiento