Un pensamiento sobre Génesis 3–4 y Moisés 4–5

El ejemplo de Caín de cómo NO se deben ofrecer sacrificios

imagen

El Señor requiere que cada uno de nosotros haga sacrificios; que renunciemos a algo a cambio de algo mejor. Es parte de la manera en que aprendemos y progresamos. Por ejemplo, Él nos pide:

  • Dedicar nuestro tiempo y nuestra energía a ayudar a los demás y a compartir el Evangelio.
  • Dar el diez por ciento de nuestro dinero en diezmos y también dar otras ofrendas generosas si podemos.
  • Cambiar nuestros anhelos, deseos, hábitos y actitudes mundanos por otros que sean justos.

Podrías mirar esta lista y preguntarte: ¿Seré capaz de hacer lo suficiente?

¡La respuesta es sí!

Esta es la razón por la que estamos tan seguros de esa respuesta. Cuando se trata de sacrificio, la sinceridad marca toda la diferencia. El Señor acepta todo esfuerzo sincero por servirle y obedecer Sus mandamientos. A Él le importa más el oferente que la ofrenda.

Caín hizo el sacrificio a regañadientes y erróneamente de manera deliberada. Lo hizo solo por mandato de Satanás (no del Señor), y ofreció cultivos cuando sabía perfectamente bien que Dios había pedido animales (véase Moisés 5:5, 18–19).

Caín no fue rechazado por no ser “lo suficientemente bueno”. ¡Si hubiera hecho un verdadero esfuerzo por complacer al Señor, el Señor habría estado complacido con él!